La última vez que la ví llevaba puesto el abrigo que suele llevar cuando va a esos paseos extraños de los que nadie sabe ni se atreve a preguntar.
Recuerdo cuando comencé a observar ese comportamiento
misterioso. Salía a deshoras y se pintaba los labios de
rojo como en sus años de lozanía.
Acomodaba su pelo y se iba como ladrón escurridizo. Su ánimo era como la brisa, iba y venía sin
rumbo definido. Había sufrido los
embates de la vida y por mucho tiempo no le veíamos tan llena de vida y
motivada que todos pensamos que había encontrado a hombre que por fin se quedaría
en su alma.
Pero el tiempo pasó y no la vi llegar con
nadie. Igual me acostumbré a su ausencia, a sus ecos de
libertad… Después a las mentiras
innecesarias, luego a su cambio de carácter y entonces todo lo demás: a su
tristeza, a su agonía, a su doble personalidad, a su lucha consigo misma, a su
pesar que llegaba antes que ella, a su dolor que se apoderaba de todo y de
todos.
Sí, la sangre te obliga a compartirlo todo,
a compadecerte de los absurdos, a justificar lo imposible. Y fue entonces que
me di cuenta que aún de frente a mí la había perdido. El ser que me dio la vida, también me la
quitaba. Cuanto la he extrañado, cuanto
he querido arrancar en un abrazo su debilidad para que sea perfecta. Tan
perfecta como la tengo en mi memoria a pesar del tiempo transcurrido. Y es que el tiempo deja indeleble el pasado
en tu corazón, pero lo anestesia para que ya no te duela igual.
Ahora
no tengo curiosidad por saber a dónde va o cuando viene. Ahora sé que
definitivamente me la han robado. Ahora sólo me la imagino perdida entre las
gentes, entre el ruido, las luces y la
música que se confunde con los gritos y el alboroto. Sí, allí me la imagino desconectada de la
realidad, persiguiendo el sueño de los ilusos, tirando por la cuneta el sudor de
su frente, Me la imagino allí con un
golpe de suerte. La veo voltearse hacia mí sonriente, triunfante y ganadora,
veo el premio en sus manos y la escucho decir con voz firme: “Al fin lo he logrado,
sabía que ganaría, le he ganado al casino y al juego”
Autor: Adalgisa Suriel©
Copyright2012
Me encanto me hiso volar la imaginacion mas cuando termine de leerlo volvi a mi relidad estaba sentada en ese sofa rojo. Pensando en su golpe de suerte.definitivamente me encanto hermosa prosa
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